Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 23 / Sección Artículos
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas /
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Las huellas de Lucía Piossek Prebisch y Roberto Rojo

The Footsteps of Lucía Piossek Prebisch and Roberto Rojo

Susana Maidana

Universidad Nacional de Tucumán, Argentina.

susanamaidana.filo@gmail.com

Recibido: 08/12/2020

Aceptado: 03/04/2021


Resumen. Lucía Piossek Prebisch y Roberto Rojo desarrollaron la docencia y la investigación filosófica desde la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Tucumán. Sus trabajos contribuyeron a renovar los estudios filosóficos y la práctica de la docencia universitaria en Tucumán, irradiando al resto del país. Ocupan un lugar destacado en la Historia de la Filosofía entre nosotros y son reconocidos como maestros en esta disciplina.

Palabras clave. Conversación filosófica, Escritura filosófica, Investigación en filosofía.

Abstract. Lucía Piossek Prebisch and Roberto Rojo developed teaching and philosophical research from the Faculty of Philosophy and Letters of the University of Tucumán. Her works contributed to renew the philosophical studies and the practice of university teaching in Tucumán, radiating to the rest of the country. They reside in a prominent place in the History of Philosophy among us and are recognized as masters in this discipline.

Keywords. Philosophical conversation, Philosophical writing, Research in philosophy.



El propósito de este escrito es recuperar las huellas de dos grandes maestros en la historia de la Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. No es mi intención reproducir pormenorizadamente el largo curriculum de ambos colegas, sino subrayar sus perfiles humanistas y sus legados institucionales y personales, desde mi reconocimiento intelectual y afectivo.

Considero que recordar es una auténtica forma de resignificar los legados de grandes maestros, que contribuyeron a la trascendencia de la producción filosófica, a nivel nacional e internacional.

En general, hay dos tipos de Profesores: unos son aquellos que cuando se jubilan nadie advierte su ausencia; y otros son los que dejan marcas, que gravitan en la historia institucional y en la vida de las personas. Los Profesores Rojo y Piossek Prebisch pertenecen a este segundo grupo porque produjeron un giro en la tradición filosófica de la Universidad Nacional de Tucumán, al incorporar nuevas temáticas y problemas en el currículo de la carrera de Filosofía y al promocionar la importancia de la escritura y de la investigación.

Roberto Rojo nació en 1924 en Santiago del Estero, pero fue un tucumano por adopción, que falleció en 2010. Lucía Piossek Prebisch nació en 1925 en el seno de una familia universitaria tucumana y, actualmente, a sus 95 años[1] sus inquietudes filosóficas y culturales nos siguen cautivando. Sólo el COVID 19 ha sido capaz de poner un límite a los encuentros sociales, que espero se restablezcan en un par de meses.

 Los dos Profesores conjugaron la docencia con la investigación e impulsaron la creación de proyectos y programas, mucho tiempo antes de que surgieran las exigencias del Programa de Estímulo a la Investigación Científica.

Considero que ellos abrieron nuevas sendas al pensar filosófico y atrajeron a muchos estudiantes y docentes jóvenes y, no tan jóvenes, de filosofía y de otras disciplinas.

Cuando vine a vivir a Tucumán, recién egresada de la carrera de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, ellos fueron los colegas con quienes me encontré, al dar mis primeros pasos por los pasillos la Facultad de Filosofía y Letras.[2].

La mayor parte de los cursos de postgrado que tomé fueron dictados por Roberto Rojo, Lucía Piossek Prebisch, Hernán Zucchi y María Eugenia Valentié, entre otros.

Me apasioné con la mirada cuestionadora de Nietzsche, gracias a las clases de Lucía, con quien realicé un itinerario por el pensamiento del filósofo topo, esa figura que bucea en las profundidades para desarmar el suelo metafísico. Por cierto, Lucía fue quien despertó el interés por los estudios del filósofo alemán, cuya mirada crítica entusiasmaba a los estudiantes.

En el camino de mi formación de posgrado, conté con el apoyo generoso de Rojo, quien leía y corregía mis trabajos con esmero y quien me acompañó en el difícil proceso de escritura de mi tesis para optar al grado académico de Doctora en Filosofía.

Cabe recordar que Roberto Rojo fue cesanteado por el Gobierno Militar y que ni siquiera en ese momento, en el cual los cesanteados nos convertimos en una mancha en el piso, dejó de dar clases en su casa.

Hernán Zucchi, especialista en filosofía antigua, traductor de la Metafísica de Aristóteles y esposo de Lucía, me invitó a participar en la elaboración de una Revista, titulada Discurso y Realidad en la que me inicié en la escritura.

La Revista Discurso y Realidad se convirtió en un espacio creativo y generoso porque abrió puertas a los jóvenes aspirantes a filósofos. En el trabajo de edición y selección de textos, siempre encontrábamos un motivo para reunirnos en la casa de los Zucchi, quienes nos atendían con calidez y nos deleitaban con interesantes conversaciones.

Recuerdo, con nostalgia, que una vez al mes nos reuníamos en casa del Profesor Rojo para jugar al truco con un destacado psiquiatra, el Dr. Charly Iriarte, el Prof. Bianchi, reconocida figura en el mundo de la Psicología y yo. Pero no sólo el truco nos convocaba sino la exquisita comida árabe que la esposa de Roberto, la Prof. Estela Assís nos preparaba, cuando hacía un alto en sus investigaciones sobre el mundo y la cultura clásicas.

Roberto y Lucía escribían interesantes artículos en el Suplemento Literario del diario La Gaceta y, en general, se referían a temas de actualidad relacionados con la vida, la política, la sociedad.

Otro rasgo compartido por los dos profesores era que suscribían una forma de hacer filosofía, que se ocupaba de temas que gravitaban en la sociedad. Es por ello que conversar con ellos era y es, en el caso de Lucía, realmente, un momento de aprendizaje y deleite.

Los dos investigadores obtuvieron el premio Konex, organizado por la Fundación Kónex en 1980, distinción destinada a brindar reconocimiento a personalidades e instituciones del quehacer nacional y que sirvieran de ejemplo de vida para los jóvenes. Rojo recibió el Premio Konex en 1996 en la disciplina de Metafísica e Historia de la Filosofía y Piossek Prebisch recibió el Konex al Ensayo Filosófico en 2014.

Siguiendo con los aires de familia que los unía, al jubilarse, los dos fueron nombrados Profesores Eméritos de la UNT. En momentos en que yo integraba el Honorable Consejo Superior de la UNT, en representación de los Profesores Asociados, tuve el orgullo de hacer la solicitud del título de Profesora Emérita de la UNT a Lucía, acompañada en la gestión con el Dr. Miguel Isas, consejero en representación de los egresados. Animada con el mismo espíritu de realizar un digno y merecido reconocimiento a sus méritos académicos y personales, al jubilarse el Dr. Rojo, elevé en el 2004, con Dra. María Josefina Norry, Directora del Departamento de Filosofía en ese momento, el expediente de solicitud del título de Profesor Emérito.

Ambos investigadores recibieron otros premios y distinciones debido al prestigio que adquirieron por sus trayectorias en la Academia y fuera de ella.

Sus legados


Los dos profesores fundaron centros e institutos de investigación, que cobijaban a variados discípulos, interesados en investigación y en su perfeccionamiento.

Las líneas filosóficas preferidas por Roberto Rojo fueron la Lógica, la Filosofía Analítica y, en particular, la Filosofía del Lenguaje, especialmente, a través del estudio del Primer y Segundo Wittgenstein y del Círculo de Viena. Fue Miembro fundador de la Asociación Filosófica Argentina y creador del Círculo de Estudios Wittgensteinianos (1999). En virtud de haber incorporado la investigación sobre el lenguaje se crearon asignaturas, cursos y publicaciones sobre el lenguaje.

Rojo escribió, entre otras, las siguientes obras: Antinomias del Lenguaje (Tucumán, UNT, 1970), Don Quijote. Realidad y Encantamiento (Buenos Aires, Corregidor, 1998; Horizontes del Lenguaje y Sendas de la Utopía (Tucumán, UNT, 1995), Más allá de la Utopía (Tucumán, UNT, 1999), Hojas sueltas de filosofía (2005) y compiló muchos libros, producto de trabajos colectivos de investigación.

Dirigió varios proyectos de investigación financiados por el Consejo de Investigaciones de Ciencia y Técnica de la UNT sobre el Primer y el Segundo Wittgenstein y muchas becas y tesis de grado y postgrado.

Roberto Rojo dictó innumerables Cursos de posgrado, con el título de: Textos Filosóficos, ocupándose de figuras como: Platón, Aristóteles, Descartes, Locke, Hume, Kant, Wittgenstein, Rorty, Putnam, entre otros.

También, incursionó en el estudio de la utopía, que divulgó entre sus discípulos en tres cursos de posgrado, cuyo resultado se concretó en un libro titulado Más allá de la utopía, que integraba la Serie Tesis. Este libro fue el producto de su Tesis para optar al grado académico de Doctor en Filosofía, que obtuvo en 1997, con el fin de saldar una deuda personal porque, de ningún modo, necesitaba un título debido a que era un profesor muy prestigioso en la Academia en Tucumán y en el país. El hecho de que el Prof. Roberto Rojo se haya doctorado a los 73 años muestra su talante inquieto y su incansable amor al saber.

Sus clases eran amenas, claras y sintéticas; su costumbre era contextualizar a los filósofos en su tiempo, con el fin de ofrecer las claves para comprender sus programas filosóficos. También, hacía permanentes referencias a la gravitación que sus ideas tenían en la actualidad. Por ejemplo, en uno se sus cursos sobre la utopía, la lectura de la obra de Moro disparó interesantísimas discusiones sobre la pena de muerte, tema de resonancia actual.

Entre los escritos de Lucía, se destacan Pensamiento argentino. Creencias e ideas (1988); De la trama de la experiencia. Ensayos (1994); El filósofo topo. Sobre Nietzsche y el lenguaje (2005; 1ª reimpresión 2008) y Argentina: identidad y utopía (2008), edición que incluye algunos escritos de los libros de 1988 y 1994; Ensayos y Testimonios (2005). Asimismo, ha compilado varios volúmenes, fruto de proyectos de investigación, como los dedicados al tema de la inmigración en la Argentina, a las transformaciones en el mundo actual y al pensamiento argentino. Uno de los legados de Lucía, que mencioné más arriba, fue haber despertado gran interés por ese filósofo “dinamita”, que había sido Nietzsche, que se encargó de hacer explotar los cimientos de la metafísica.

Lucía creó el Instituto de Pensamiento Argentino, de carácter interdisciplinario, que vino a cubrir un lugar vacante en el currículo de la carrera de Filosofía. Desde ese Instituto se ofrecieron cursos, conferencias y se publicaron numerosos libros sobre los pensadores, que fundaron nuestra historia y sobre la temática de la inmigración y de las transformaciones del mundo contemporáneo. Varias Tesis de Posgrado se originaron gracias a este Instituto y a los cursos que fueron despertando intereses filosóficos variados: conferencias, libros, actividades de extensión.

Lucía tuvo la capacidad de unir la filosofía nietzscheana con el pensamiento argentino, tal como lo muestran sus escritos sobre la recepción de Nietzsche en nuestro país y, también, tendió lazos con el programa filosófico de Gadamer.

Otra huella de Lucía fue haber fundado el Coro Universitario de la UNT, cuya trayectoria ha sido y es un hito en la cultura de la provincia.

Lucía dictó numerosos cursos de postgrado sobre Nietzsche, sobre el humanismo renacentista y el actual, a través de las figuras de Heidegger, Sartre, Sloterdijk y otros. Incursionó en las ideas de Sarmiento, Alberto Rougés, Alberdi, Avellaneda, Francisco Romero, quienes configuraron la idiosincrasia argentina.

Según Rojo y Lucía, la filosofía es una óptica, desde la cual responder a problemas sobre el lenguaje, el arte, la experiencia, la pena de muerte, la mujer, el tiempo, la historia, la vida humana, la razón.

Los dos investigadores eran grandes lectores no sólo de filosofía sino de novelas, obras de teatro y poesías de modo que jamás faltaban temas de conversación. Los dos eran memoriosos, pero no repetidores sino creadores. Rojo tenía la costumbre de recitar poesías de memoria.

La baja estatura del Prof. Rojo contrastaba con su altísima formación y su calidad humana, siempre tratándonos de usted y tuteándonos, al mismo tiempo. Recuerdo cuando me preguntaba “¿Y usted, che cómo está?”.

A Lucía le adjudicamos el nombre de “dama”, siempre luciendo su largo cabello recogido, su calzado con tacos, que realzan su belleza y refinamiento.

Roberto Rojo y Lucía Piossek Prebisch, cada uno por separado en distintos momentos, fueron a charlar con los estudiantes secundarios en la instancia final de la Olimpíada de Filosofía de la República Argentina en la Residencia de Horco Molle de la UNT. No dejo de asombrarme por el impacto que provocaron entre los estudiantes secundarios, de quienes los separaba una brecha de 40 o 50 años. Los alumnos los miraban azorados y, al finalizar, se sacaban fotos con ellos como si estuvieran ante sus raperos preferidos. Era mi costumbre que, al cierre de las Olimpíadas, los estudiantes conversaran con profesores de tamaña estatura intelectual. Mi intención era, precisamente, mostrar a los jóvenes que dos maestros, entrados en canas, tenían ideas importantes para compartir con ellos, en momentos en que la vejez causa cierto malestar y hasta rechazo.

Por cierto, soy una convencida de que la vejez atañe al cuerpo porque se puede ser un joven con ideas viejas y un viejo con proyectos e inquietudes jóvenes. Roberto Rojo ha sido un adulto con espíritu juvenil y Lucía, por su parte, lo sigue siendo. No hay noticia periodística que se le escape.

Los dos profesores se amigaron con el uso de internet, siempre estaban actualizados con los libros, la música, el cine, el teatro y las noticias periodísticas.

Una de las herencias más importantes de estas dos figuras emblemáticas han sido haber puesto su inteligencia y calidez humana al servicio de la formación de recursos humanos, que es una de las formas más genuinas de lograr trascendencia en el mundo académico. Pero no sólo trascendieron en los ámbitos universitarios sino que son referentes de la cultura argentina y tucumana.

Sus perfiles humanistas


Lucía y Roberto se caracterizaron por su generosidad con el saber, con sus libros, siempre dispuestos a prestarlos y jamás manifestaban disgusto para acceder a una consulta, corregir un paper, dirigir una tesis. A los dos les fascinaba abrir las puertas de sus casas para compartir comidas, bebidas y exquisitas conversaciones. Eran grandes cultivadores de la amistad. Entre ellos eran muy amigos, siempre dispuestos a reunirse con jóvenes para escuchar historias y compartir las suyas.

El COVID 19 fue el único obstáculo que enfrentamos con Lucía para continuar con esa tradición filosófica de encuentros, diálogos y conversaciones, que nos deleitan.

En una publicación de la Revista Theoria del Departamento de Filosofía de homenaje al Prof. Rojo, tras su fallecimiento, Lucía escribió un texto con el título: “Roberto Rojo, el amigo”.[3] En este texto relata el primer encuentro que tuvieron ambos, en el Instituto de Filosofía que dirigía Rodolfo Mondolfo, en momentos en que Rojo era Secretario y Lucía, instructora. Comentaba que a su amigo lo caracterizaba su honestidad intelectual, autenticidad y nobleza, sumado a su vocación teórica inquebrantable. Estos mismos rasgos caracterizan a Lucía.

Si bien Roberto Rojo y Lucía Piossek Prebisch han incursionado por líneas filosóficas diferentes, considero que hay aires de familia que los vinculan y ese ha sido el motivo que originó este escrito.

Ellos son dos intelectuales humanistas por su reivindicación de la libertad como rasgo fundamental de lo humano. Es, precisamente, ese interés por la existencia humana el motor que los condujo a ser excelentes “maestros”, que han formado a generaciones de estudiantes y docentes.

Los dos han sido verdaderos maestros, interesados en el conocimiento y que sabían que el saber no está ligado con la oscuridad sino con la claridad, con el diálogo, con una construcción que se hace, al menos, entre dos.

Pienso que los dos maestros han sostenido una concepción de filosofía, entendida como pregunta permanente no sólo sobre las cuestiones teóricas que les interesaba indagar, sino sobre los problemas que preocupan y ocupan a las personas.

Así, por ejemplo, Roberto Rojo en su libro Hojas sueltas de filosofía se ha interesado por Rubén Darío, por la relación entre la filosofía y los niños, por los colores, por el Aleph de Borges, por el tango, entre otras diversas cuestiones.[4]

En el caso de Lucía, en su libro Ensayos y Testimonios,[5] recorrió temas como el amor y la violencia, el filósofo y el mar, el rol de la universidad, la mujer, la vejez, entre otras incursiones. Ensayos y testimonios nos transportan desde la vieja canción que le cantaba su abuela, tierno testimonio de la aparición de la locomotora hasta el relato nostálgico de su amistad con Leda Valladares, sus lecturas sobre Judith Butler pasando por Simone de Beauvoir, Hannah Arendt, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni.

En De la trama de la experiencia reflexiona sobre teatro y filosofía, la máscara, el crimen, el mundo de García Lorca, la experiencia, entre otros.

Conclusiones


De esta breve presentación con sesgo emotivo, se infiere que los dos filósofos eran curiosos por excelencia, interesados en incursionar en las nuevas líneas filosóficas, en publicaciones e investigaciones con resonancia actual, siempre motivados por el aguijón socrático.

Considero que tres ejes mantuvieron en vilo los pensamientos de los dos maestros: el interés por la índole del lenguaje, la razón y la existencia humana.

En este 2020, signado por la pandemia, vivimos entre dos cruces: la solidaridad, por un lado, y el egoísmo individualista, con todo tipo de discriminaciones, por el otro. Ante este panorama lleno de obstáculos, considero que la lectura de las obras de Rojo y Lucía constituye el hilo de Ariadna que nos ayuda a salir del laberinto y recorrer la nueva normalidad que nos espera, o al menos, que deseamos que nos espere.

En un mundo en el cual la banalidad acorrala al pensamiento, que se rige por el todo vale para que nada valga. En un mundo atiborrado por libros de autoayuda y de fáciles recetas para ser feliz, Roberto Rojo y Lucía Piossek Prebisch nos invitan a detenernos en la reflexión sobre los valores humanos, la autenticidad, la responsabilidad intelectual y el compromiso solidario. Sus vidas han sido el testimonio de esos valores.

Valgan estas palabras como homenaje a un gran profesor que si bien no está con nosotros, nos guía en nuestra senda filosófica y a una gran profesora que nos sigue dando qué pensar.

Referencias


Piossek Prebisch, Lucía. 1994. De la trama de la experiencia. Ensayos. Tucumán, Edición de la autora.

Piossek Prebisch, Lucía. 1988. Pensamiento argentino. Creencias e ideas. Tucumán, IHPA, Facultad de Filosofía y Letras, UNT.

Piossek Prebisch, Lucía. 2004. “Roberto Rojo, el amigo”, en: Theoria. Revista del Departamento de Filosofía. Tucumán, Departamento de Publicaciones. Facultad de Filosofía y Letras, UNT, Edición Extraordinaria. p. 18.

Piossek Prebisch, Lucía. 2005. El filósofo topo. Sobre Nietzsche y el lenguaje (1ª reimpresión 2008). Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, UNT.

Piossek Prebisch, Lucía. 2005. Ensayos y Testimonios. Tucumán, Departamento de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

Piossek Prebisch, Lucía. 2009. Argentina: identidad y utopía. Tucumán, EDUNT

Rojo, Roberto. 1970. Antinomias del Lenguaje. Tucumán, UNT.

Rojo, Roberto. 1995. Horizontes del Lenguaje y Sendas de la Utopía. Tucumán, UNT.

Rojo, Roberto. 1998. Don Quijote. Realidad y Encantamiento. Buenos Aires, Corregidor.

Rojo, Roberto. 1999. Más allá de la Utopía. Tucumán, UNT.

Rojo, Roberto. 2005. Hojas sueltas de filosofía. Tucumán, UNT.



[1] Lucía Piossek Previsch falleció el 15 de noviembre de 2020, meses después de que este artículo fuera enviado y aceptado para su publicación en Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas. Sirva de homenaje a esta mujer filósofa que desde la Universidad de Tucumán contribuyó a renovar el canon de la filosofía. (Nota de los editores)

[2] No puedo dejar de mencionar a la Prof. Julia Alessi de Nicolini, quien me aceptó, generosamente, en su cátedra, cuando retorné a las aulas, tras haber sido cesanteada por el Gobierno Militar.

[3] Piossek Prebisch (2004) “Roberto Rojo, el amigo” en Theoria. Revista del Departamento de Filosofía, Tucumán, Departamento de Publicaciones. Fac. de Filosofía y Letras UNT Edición Extraordinaria, (p. 18)

[4] Ver Rojo, R, (2005) Hojas sueltas de filosofía, Tucumán, Imprenta de la UNT.

[5] Piossek Prebisch, L, (2005), Ensayos y Testimonios, Tucumán, Departamento de Publicaciones de la Fac. de Filosofía y Letras de la UNT