Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 25 (Especial) / Sección Dosier
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas /
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
www.estudiosdefilosofia.com.ar / Mendoza / 2022 /
.
Volumen especial
Arturo A. Roig. A cien años
de su nacimiento
Introducción
Aldana Contardi
[1]
y Marcos Olalla
[2]
Arturo Andrés Roig
nació el 16 de julio de
1922 y falleció el 30 de abril de 2012 en Mendoza (Argentina).
Cursó estudios
de Filosofía en la Universidad Nacional de Cuyo y egresó
de la misma en 1949.
Obtuvo en 1953 una beca para realizar en Francia estudios sobre
filosofía
antigua con el profesor Pierre-Maxime Schuhl, estancia de estudios que
duró dos
años. A su regreso, su labor se concentró en la
profundización de los estudios
platónicos, tarea que abarcaría más de diez
años. Se abocó a la reconstrucción
de la historia cultural de su provincia natal y a la
investigación de la
presencia del krausismo y del espiritualismo en el Río de la
Plata. Fue docente
de la Facultad de Filosofía y Letras desde 1959 hasta 1975,
momento en que se
vio obligado, junto a su familia, a exiliarse y dejar la cátedra
por la
persecución política ocurrida durante el gobierno de
María Estela de Perón y la
gestión del ministro de Educación Oscar Ivanissevich.
Entre 1973 y 1974 ocupó
el cargo de secretario académico de la Universidad Nacional de
Cuyo, gestión en
la que impulsó transformaciones en la organización de los
saberes en la
universidad y particularmente en la Facultad de Filosofía y
Letras, en el marco
de una pedagogía participativa alentada por ideales
democráticos. En su exilio
residió un breve tiempo en México y luego en el Ecuador,
país en el que vivió
hasta su regreso a la Argentina en 1984. Durante esos años
dedicó sus estudios
al rescate de la historia del pensamiento social y filosófico
del Ecuador,
fundó y dirigió el Instituto de Estudios Latinoamericanos
de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador. El gobierno ecuatoriano le
otorgó la
condecoración al mérito cultural en 1983. Ya en Mendoza
fue restituido por
orden judicial en su cargo universitario, del que se jubiló en
1985, e
incorporado en el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
(CONICET) como Investigador Principal y como Director general del
Centro
Regional de Investigaciones Científicas y Técnicas de
Mendoza (CRICYT),
dependiente del CONICET. Unos años después fue director
fundador del Instituto
de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA).
La vasta y compleja
producción teórica de
Arturo Roig se encuentra atravesada por el propósito de
establecer las bases
teóricas de la filosofía latinoamericana. La historia del
pensamiento
filosófico latinoamericano, sus caracteres y desarrollos,
así como también los
modos de práctica filosófica y la preocupación por
delimitar su metodología
presentan un largo proceso de elaboración en su pensamiento. La renovación de la historia de las ideas
y de la historiografía filosófica que llevó
adelante es objeto de nuevas
lecturas.
Su trayectoria
académica, hoy conocida en la Argentina y en toda América
Latina, ha sido
puesta de relieve en numerosas oportunidades. La
riqueza y complejidad de la producción del filósofo
argentino se manifiesta en
la diversidad de cuestiones que son reconocidas como parte de su gran
legado
filosófico e historiográfico. Entre ellas destacamos:
Los estudios de Arturo Roig
sobre el
pensamiento clásico se remontan a su formación
universitaria, al
enriquecimiento de los estudios platónicos en su estadía
en Francia y a su
experiencia como Profesor de Filosofía Antigua en la Facultad de
Filosofía y
Letras. En su obra Platón o la filosofía
como libertad y expectativa se advierte una mirada propia al
pensamiento
platónico, mirada que no resalta un platonismo de las ideas,
sino que remarca
una apertura hacia lo concreto. Su singular mirada del pensamiento
clásico se
extendió, además, a los sofistas, los cínicos, los
estoicos y los epicúreos. En
cada caso se trata de un modo de acceso a los clásicos que se
desarrolla como
resignificación de la filosofía como ejercicio
crítico e históricamente
situado.
El krausismo es una corriente
de
pensamiento característica de la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del XX
que se manifestó tanto en Europa como en Iberoamérica. En
relación con el
krausismo argentino el trabajo llevado a cabo por Roig constituye un
significativo aporte a una historia crítica de las ideas, su
labor prueba la
extensión de este movimiento que había sido visto como
una cuestión
exclusivamente española. Se ocupa rigurosamente de investigar el
volumen e
importancia de la acción social y producción escrita de
pedagogos, políticos y
escritores krausistas, lo que le permite ubicar esta corriente de ideas
dentro
de un movimiento mucho más amplio que en sus comienzos fue
denominado
“espiritualismo”.
Dentro del amplio y complejo
movimiento que
se conoce como “Filosofía de la liberación”
Roig tuvo una participación
decidida, aunque mantuvo cierta independencia de criterio. Lo que
estaba en
juego en los discursos que se dieron a comienzos de los 70 en Argentina
es
tanto el análisis del sentido y función de la
filosofía en América Latina, como
los posibles modos de vinculación entre filosofía y
política. La filosofía que
había sido entendida por la tradición como teoría
de la libertad, es propuesta
como “saber de liberación”, lo cual conlleva la
denuncia de las totalidades objetivas
cerradas, opresoras.
La inquietud por esclarecer la
vinculación
entre Filosofía e Historia de las ideas, la indagación
por las cuestiones no
resueltas en relación con la naturaleza de aquel tipo de
historiografía y el
interés por los problemas que presenta en sus diversas formas de
desarrollo
derivó en el pensamiento de Roig en una propuesta de
ampliación metodológica.
La Historia de las ideas es entendida como una disciplina con una carga
ideológica y política que se encuentra marcada por
situaciones históricas y
sociales que no pueden ignorarse. Una teoría y crítica
del pensamiento
latinoamericano que entiende la filosofía como función
para la vida, como saber
crítico.
Pensar y repensar el siglo XIX
es una de las
tareas que se dio Arturo Roig. Se abocó tanto a la
cuestión de las formas
discusivas que caracterizan al siglo XIX, entendido no como siglo
cronológico
sino como siglo cultural, como al esclarecimiento de algunos criterios
desde
los cuales se puede encarar una lectura filosófica del mismo. En
el estudio de
nuestra literatura vio como una constante la “necesidad y
voluntad de
fundamentación del discurso”, la que se ha ejercido
recurriendo a formas de
saber epistémico dentro del cual se encuentra la
filosofía. Su contribución en
este campo mostró que las ideas del siglo XIX, tanto en su
origen como en su
función social, se plasman en el ensayo como conjunto de formas
de mensaje
alternativas respecto de las que habían estado vigentes.
La reflexión de Roig
acerca de lo utópico
abre la posibilidad de repensar no sólo la cuestión de la
filosofía
latinoamericana, sino la función de la filosofía. La
necesidad del ejercicio
utópico como constituyente del discurso filosófico tiene
su base en la
caracterización de la filosofía como crítica,
cuestión que excede lo teórico
epistemológico del campo de la filosofía y que tiene su
fundamento en la
afirmación del ser humano como valioso, sin la cual no
podría pensarse la
actividad filosófica. La presencia de la función
utópica es posible de ser
reconocida en todo discurso crítico, no sólo en el
discurso filosófico.
La moral emergente, en cuanto
expresión
teórica de una experiencia de los pueblos latinoamericanos,
puede ser entendida
como una dialéctica entre una subjetividad y una objetividad:
dos niveles de la
moral, de los cuales, el primero ha jugado entre nosotros, en los
momentos de
emergencia, un papel irruptor respecto del segundo. Esa
tradición moral tiene
como idea reguladora la dignidad, que juega como un principio ordenador
y de
sentido tanto de las necesidades, como de los modos de
satisfacción de las
mismas. El conflicto que genera el divorcio entre la justicia y el
derecho
interpela al filósofo a esbozar una propuesta que nos ayuda a
repensarnos a
nosotros mismos en cuanto sujetos surgidos de una realidad
socio-histórica
específica que ha generado respuestas éticas.
Nuestro deseo de
reconocer y reafirmar el legado de la obra roigeana al campo de los
estudios
latinoamericanos nos incitó a convocar a
investigadores, cuyas prácticas se desarrollan en diálogo
con algún aspecto de
dicha obra, a conmemorar los 100 años del natalicio de quien
fuera el primer
director de la Revista Estudios de
Filosofía Práctica e Historia de las Ideas. Las
colaboraciones que forman
parte de este número especial dedicado al pensamiento de Arturo
A. Roig son el
resultado de aquella convocatoria. Los trabajos que publicamos suscitan
oportunamente una relectura de sus textos y de sus ideas y nos permiten
afirmarnos en la idea de la potencia de una obra que continúa
vigente.
Sebastián Botticelli se
propone demostrar
que el concepto roigeano de libertad pensado en función del
proceso de
liberación latinoamericana escapa a las prevenciones de Foucault
sobre el
presunto esencialismo atribuido a la imagen filosófica de lo que
se postula
liberado. Botticelli tematiza algunos de los rasgos de aquel concepto
en el
horizonte del modo en el que su filosofía se integra a la
filosofía de la
liberación latinoamericana. Afirma, en tal sentido, la
concurrencia de la
centralidad de la cuestión de la alteridad, de las reservas ante
las formas
filosóficas de totalización oclusiva de la novedad, de la
necesidad de
despliegue filosófico de una autocrítica de la
conciencia, también de una
relectura crítica de la historia del pensamiento latinoamericano
y su relación
con otras discursividades. Sobre la base de esta trama se afirma la
idea
roigeana de liberación en los términos de la
configuración de un sujeto
empírico que denuncia el carácter ideológico de
las totalidades objetivas
cerradas. El a-priori antropológico es comprendido por
Botticelli como gesto
crítico frente a la modernidad europea en el que la
historización y la dimensión
identitaria fungen como modos de denuncia de la hipóstasis
cultural colonial y
de articulación de formas de subjetividad que, si bien
heterogéneas, poseen en
común la experiencia sufriente de la dependencia.
La contribución de
Matías Vera puede comprenderse
en el marco de las interpelaciones que el filósofo argentino
genera en nuevas
generaciones de lectores. Necesidad, libertad y liberación son
los ejes de
análisis en diálogo con Hegel y Baudrillard. Vera destaca
el concepto de
liberación que propone Roig, el que implica cierta conciencia de
un estado
previo de sometimiento, surge a partir de la afirmación de las
necesidades de
los sujetos concretos, reconoce el entramado axiológico que
subyace y las
relaciones de producción presentes en una situación
social. Es decir, implica
las condiciones particulares, materiales e históricas para el
ejercicio de la
autodeterminación de los sujetos en su ejercicio de ponerse a
sí mismos como
valiosos. Con el reconocimiento de estas condiciones concretas y de su
propia
constitución subjetiva como natura naturans se abre
para sí y para todos
los sujetos la posibilidad de pensar las condiciones para el ejercicio
del
ponerse a sí mismos como valiosos legítimo, en la medida
que no implicaría la
negación del valor intrínseco de otros sujetos, pues
parte de la dignidad
humana como principio ordenador.
Dante Ramaglia indaga dos ejes
complementarios de la obra escrita de Arturo Roig: la historia de las
ideas y
la filosofía latinoamericana. Dicha convergencia supone una
articulación y un
enriquecimiento de cada uno de estos campos disciplinares a partir del
otro; es
decir, el abordaje propuesto acerca de la filosofía implica la
idea de un
enraizamiento en la historicidad humana y los procesos
históricos se comprenden
en su sentido desde la reflexión filosófica. Ramaglia
reconstruye en primer
lugar los supuestos filosóficos que sustentan un modo de
entender el quehacer
historiográfico. Luego da cuenta de los alcances de la propuesta
de una teoría
crítica de la historia y lo que implica este cambio
epistemológico. Mediante
una lectura atenta y rigurosa de la vasta obra roigeana afirma que en
el
planteo de Roig no se desestima totalmente el papel que cumple la
filosofía de
la historia, con su recurso a la narratividad, sino que lo que se
reclama es un
desmontaje crítico de los supuestos que se presentan en la
construcción de ese
tipo de discursos. De esta manera, advierte las diferencias entre dos
vías de
abordaje: una que denuncia el papel de justificación
ideológica que representa
una “filosofía de la historia imperial” y otra que
destaca el papel liberador
que tiene una “filosofía de la historia emergente”.
Finalmente, se ocupa de la
serie de proposiciones metodológicas que Roig elabora en
relación con la
historia de las ideas y las singularidades que presentan.
Andrés Pérez
Javaloyes, en tanto, interesado
en rastrear los momentos de constitución de los conceptos con
los que se trama la
propuesta metodológica de Arturo Roig para la historia de las
ideas
latinoamericanas, ofrece un análisis de los aportes del
filósofo mendocino a la
teoría de la comunicación de Roman Jakobson. Distingue
los nudos en la
configuración teórica de la necesidad de completar el
esquema del lingüista de
origen ruso. Indaga la relación entre lenguaje e historicidad y
entre mismidad
y alteridad como tales nudos. El desarrollo de estas
problemáticas, inherentes
al trabajo sobre el pasado intelectual latinoamericano, muestran, como
indica
Pérez Javaloyes, que Roig registra la necesidad de fortalecer
aquella teoría de
la comunicación en línea con el desarrollo de una
teoría crítica de los
discursos, con el fin de determinar el potencial
crítico-emancipatorio u
opresivo de los mismos. La propuesta roigeana de discriminación
entre una
filosofía de la historia imperialista y un discurso liberador
que recurre al
pasado en su construcción de una memoria anticolonial
requería pues de la
postulación de funciones ideológicas de los discursos
como las de historización/deshistorización
y la de apoyo, tal como fueron propuestas por Roig.
Noelia Salazar desarrolla una
indagación
acerca de la teoría del sujeto del filósofo mendocino, en
este caso, en diálogo
con las pedagogías de la liberación y de la esperanza de
Paulo Freire. La
autora registra los puntos de convergencia de ambos pensamientos en
materia de
sus respectivas concepciones de la subjetividad. Problematiza el
horizonte en
el que dicha convergencia se produce en la formulación de sendas
teorías
críticas del sujeto y los tópicos compartidos por ambas.
Entre estos últimos
destacan: el carácter histórico de la construcción
de la subjetividad; la
centralidad del ejercicio de la autoafirmación como un modo
intersubjetivo de
constitución de la subjetividad en el que los niveles individual
y colectivo
resultan articulados por una voluntad política emancipatoria; la
revalorización
del discurso utópico como operador de despliegue de una matriz
política y
epistemológica en la constitución de la subjetividad y la
postulación de un
humanismo y un filosofar críticos.
María Luisa Rubinelli
analiza el concepto
de identidad indígena, tal como fue abordado por el
filósofo mendocino, a
propósito de dos de sus trabajos dedicados a la etnia huarpe.
Rubinelli
destaca, a partir de las categorías de universo discursivo y
sintaxis de la
cotidianidad, la trama crítica del enfoque roigeano. Esta
perspectiva se
despliega, en efecto, como un modo de cuestionamiento de las formas de
ontologización de las identidades. La figura más
recurrente de esta operación
ontologizante en la órbita de las narrativas de
afirmación de aquellas
identidades es el telurismo. Rubinelli tematiza los elementos
conceptuales que
operan como centros de la prevención roigeana acerca de algunas
derivas
irracionalistas presentes en algunas modulaciones del indigenismo. La
autora
destaca, además, la pertinencia de la incorporación, por
parte del filósofo
latinoamericanista, de elementos provenientes del formalismo ruso al
análisis
del cuento popular porque constituye un instrumento valioso para el
trabajo sobre
formas de narración más cercanas al habla que a la
escritura. Estos elementos
crítico-textuales se articulan en la filosofía e
historiografía de las ideas
roigeanas con elementos ético-políticos. Así, la
categoría de moralidad de la
protesta constituye un emplazamiento adecuado para caracterizar el
curso
histórico de los usos de la identidad indígena como
formas de resistencia al
proyecto modernizador oligárquico de los estados
latinoamericanos.
El artículo de Noelia
Liz Gatica trabaja
sobre el mismo corpus que el artículo
de Rubinelli, pero el recorrido de lectura es disímil. Es sabido
que el
quehacer filosófico e historiográfico de Roig
fungió como potente interpelación
del registro academicista de la filosofía. La variedad de
fuentes
periodísticas, literarias, pictóricas, políticas,
etnográficas, etc., con las
que trabajó el filósofo mendocino constituyen un
testimonio de su imagen de la
función social de la filosofía. Gatica relee los textos
de dicho corpus desde una clave biográfica que
Roig explicita en uno de tales textos. Se trata de la obra del pintor
Fidel
Roig Matons, su padre, quien tras una labor de más de una
década — aproximadamente
entre 1926 y 1939— pintó a las comunidades laguneras del
norte de Mendoza en
una serie que llevaría luego por título Vestigios
huarpes. Los trabajos del filósofo sobre estos temas
reflejan la tensión
entre el discurso etnográfico de la primera mitad del siglo XX
referido a esta
etnia del centro-oeste argentino y la autorrepresentación de las
comunidades
que pinta Roig, así como también la propia mirada del
pintor. La interacción
entre estas tres formas diversas de textualidad opera como impulso en
la
reflexión roigeana sobre la cuestión de la persistencia
de la identificación
indígena, cuya huella es formulada en la resignificación
de la categoría de
vestigio. Además, Gatica analiza las críticas de Roig
referidas a un concepto
de amplio recorrido en los estudios latinoamericanos como el de
mestizaje.
Laura Güic sostiene en su
contribución a
este número especial que el aporte de la obra de Roig a la
historia de las
ideas pedagógicas de la Argentina no ha sido lo suficientemente
reconocida.
Para la autora, los trabajos del filósofo mendocino sobre las
ideas del
eclecticismo, el espiritualismo y el krausismo, y de este último
en sus cruces
con el positivismo, constituirían un aporte sustantivo al
estudio del
desarrollo de la “educación patriótica”
argentina promovida por la política del
Consejo Nacional de Educación entre los primeros centenarios de
la Revolución
de Mayo y de la declaración de independencia (1910-1916).
Güic señala la utilidad
para sus estudios en historia de la educación argentina en el
período señalado
de las categorías “krauso-positivismo” y
“eticidad nacional”, de cuño roigeano.
Ana Carolina da Luz propone un
análisis del
Tropicalismo brasileño a partir de nociones roigeanas. Se trata
de un ejercicio
de aplicación de las propuestas metodológicas de Roig,
elaboradas para la
Historia de las Ideas Latinoamericanas a un campo en el que la autora
comprende
que propicia interpretaciones novedosas. Arturo Roig sugiere una
ampliación
metodológica que implica salir de los marcos del texto y de las
obras de
pensadores consagrados en búsqueda de nuevos objetos de
análisis que
visibilicen estructuras diversas de la manifestación del
pensamiento. La
música, en consencuencia, puede ser abordada como una forma de
producción
simbólica en cuya vida habitan discursos que brindan elementos
útiles para la
elaboración de la historia del pensamiento de nuestros pueblos.
La autora se
vale del empleo de nociones roigeanas para el análisis
discursivo del
Tropicalismo, movimiento musical brasileño de fines de la
década del 60, con el
objetivo de demostrar los alcances estéticos y políticos
de ese movimiento.
Finalmente, nos complace
presentar, en este
número especial de homenaje a Arturo A. Roig por los cien
años de su
nacimiento, un anticipo del libro de Elisabeth Roig, de inminentemente
próxima
aparición, titulado Empecinado filósofo
de la esperanza. Biobibliografía anotada de Arturo A. Roig y
que publicará
CLACSO. El libro constituye una aportación valiosísima a
la comprensión de la
vida y la obra del filósofo mendocino. El registro
biográfico del texto se
trama con un monumental trabajo de registro, clasificación y
reseña de toda la
producción existente del historiador de las ideas
latinoamericanas, así como
también lo producido sobre él por otros autores.
Anticipamos algunos fragmentos
de la introducción de E. Roig y del prólogo que para
dicha obra escribiera Adriana Arpini, una de sus más consecuentes discípulas.
La obra está llamada a
convertirse en referencia ineludible para todo investigador que se
adentre en
el rico acerbo de la producción roigeana.
El hilo de estos textos, que
teje, sostiene
y tensa estas colaboraciones es el concepto de a priori
antropológico, cuya
potencialidad sigue vigente. Las derivas interpretativas,
simbólicas,
textuales, metafóricas y narrativas de este concepto que ha
funcionado y
funciona como herramienta de pensamiento atraviesa estas lecturas y nos
animamos a afirmar, toda lectura posible de Roig. A partir de
interrogaciones,
anhelos, inquietudes, diálogos que reverberan una experiencia de
pensamiento
les invitamos a leer este número especial dedicado a Arturo
Andrés Roig,
filósofo e historiador de las ideas que supo crear conceptos,
que valoró las
diversas formas en que los latinoamericanos se han afirmado y han
considerado
valioso el conocerse a sí mismos.